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4 AM, ¡la hora que nunca ve el sol!

Muchas veces me pregunto a mi misma de donde surgió la iniciativa de Soyunatetita y recuerdo las horas inacabables sin dormir. Lo primero que se me viene a la mente es la hora ¡4 AM! porque durante muchos meses, diría 6 ininterrumpidamente e intermitentemente casi 5 más, siempre estaba despierta a esa hora. Fría, solitaria, oscura, las 4 AM era esa hora en que mi bebé se despertaba y me veía en la obligación de darle la teta, cargarlo y mecerlo hasta que se durmiera. Eso me llevó al borde de la locura. Como una persona que siempre amó dormir, el despertarme a mitad de la madrugada me resultaba una pesadilla. 

En líneas generales no era la única vez por noche que mi hijo se despertaba, pero si era la de más duración. Hasta las 2 AM podía considerar como que nos íbamos a dormir tarde y alrededor de las 6 AM podía pensar que nos levantabamos temprano, pero las 4 AM era esa madrugada descarnada en la que la mayoría de los mortales estaban descansando y yo tenía (nótese que digo “tenía” y no “quería”), que estar despierta.

El recorrido era siempre el mismo: llevaba el nene al living comedor y paseaba a lo largo del lugar, caminando con el bebé a upa. De un lado topaba con la persiana baja de mi comedor que daba a una avenida y “chusmeaba”, cual doña Rosa, lo que pasaba en la calle para no aburrirme, claro está que a las 4 AM, no pasaba nada!. Luego caminaba hacia el otro lado viendo mi propio resplandor a través de la poca luz que entraba entre los agujeros de la ventana. Estaba con la luz apagada porque en ese momento el nene aún no tenía el ritmo circadiano marcado y la luz le hacía creer que era de día y le costaba más dormir. Finalmente, del otro lado topaba con la puerta de las habitaciones y así iba y volvía una y otra vez. 

De este modo, me podría pasar en promedio entre 1 ½ hrs. y 3 hs. deambulando. Llegaba un momento, como los presos, en que perdía la noción de todo, del tiempo, de lo que pasaba, de mis sensaciones corporales y en última instancia, de mi misma. Muchas veces se me doblaban las rodillas o me fallaban las piernas del cansancio, al punto de tener miedo de caer al piso. Otras veces caminaba con los ojos cerrados de un lado al otro casi durmiendo parada y con el miedo de tropezar y lastimarnos. Y siempre siempre, sin lugar a dudas sentía mucha frustración, enojo y aburrimiento de tener que hacer todas las malditas madrugadas la misma rutina.

En varias ocasiones me pregunté durante esas madrugadas infinitas para que había tenido un hijo, que karma estaba pagando para tener que sufrir la privación de sueño y algunas pocas veces (de las cuales no me enorgullezco) le hacía estas mismas preguntas al bebé en voz alta y al borde del ataque de nervios. Claramente el bebé lloraba o se movía más y terminaba cada vez peor la situación. Fue en alguna de esas madrugadas, ya no recuerdo ni que día ni que mes, en que a las 4 AM se me ocurrió hacer una página web para contar todo el lado B de la maternidad y eso lo CAMBIÓ TODO. Seguía despertandome a las 4 AM para dar el pecho a mi bebé y caminar hasta hacerlo dormir pero ya no estaba asociado a esos sentimientos feos y dolorosos de maternar, sino que lo tomaba como una oportunidad de catarsis y puesta en común de mis experiencias. 

Recuerdo la sensación de estar caminando, pensar en el nombre de la página, ponerle título a las historias, comenzar a relatarlas en mi mente e incluso reírme de lo que pensaba escribir. Así todo se hizo un poco más llevadero, dejé de aburrirme y pasé a crear. Todo lo que pensaba de noche lo ponía en un boceto de día y poco a poco tras varios meses muchisimo trabajo, el esfuerzo se consolidó finalmente en la página web Soyunatetita.com.ar 

A modo de resumen puedo decir que, las 4 AM y mi hijo, lejos de condenarme me dieron la fuerza, iniciativa y motivación para convertirme en una mejor mujer y mamá.

¿Y vos qué método encontraste para no volverte loca los primeros meses de tu maternidad?

Los movimientos desincronizados de mi bebé

Desde que nació hasta aproximadamente los 3 meses, mi bebé como cualquier bebé no tuvo control muscular, esto implicó necesitar sostenerle la cabeza y diferentes partes del cuerpo porque parecía una gelatina o un flan. Sin embargo, a partir del tercer mes, la pediatra me recomendó que lo dejara en el piso para que se moviera libremente. 

Entonces le compré un “gimnasio para bebés”, de esos que tienen juguetitos colgados de colores y llaman la atención. Cada día seleccionaba una franja horaria, que en líneas generales era hacia la tarde, lo colocaba boca arriba, le hablaba y le movía los juguetes, para ver que gracia hacía. Sorprendentemente comenzó a hacer movimientos desincronizados con todas las extremidades, como la protagonista de la película “El ecxorcita” cuando el cura le está tratando de sacar el demonio de adentro. 

Me asusté mucho, pensé que a mi bebé le pasaba algo a nivel neuronal e inmediatamente llamé a la pediatra para preguntarle (video ilustrativo del nene de por medio), si eso que hacía mi bebé era normal o no. Para tranquilidad mía me dijo que era normal; que a esa edad con un poco más de tono muscular comienzan a experimentar con las extremidades, que el movimiento a partir de ese momento tiene intención (por ejemplo de agarrar algo) y que utiliza la práctica para alcanzar la sincronicidad y posteriormente el objeto. 

A partir de ello me tranquilicé, seguí dejándolo todas las tardes boca arriba (y posteriormente boca abajo) para que desarrollara fuerza y pudiera comenzar el recorrido de valerse físicamente en algún momento por sí mismo. También debo reconocer que esto me dio mucha alegría, especialmente por mis brazos y manos que a esa altura estaban muy agotados de hacer upa 7 x 24. Fue la primera vez que tuve una pausa para poder hacer otras cosas como: tomar un mate, cocinar o simplemente sentarme y cruzarme de brazos. 

Fue así que aprendí que la autonomía de él también significaba mayor libertad corporal para mi.

¿Y vos pasaste por estos movimientos locos de tu bebé?

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