Tag aburrimiento

Me aburro

Con 2 años y 4 meses una de las cosas que me llamó la atención de mi hijo es que ya tiene incorporado el concepto de “aburrimiento”. No se si lo sacó de algún lugar, si alguien se lo enseño o lo aprendió solito. Tampoco me es fácil poder dilucidar qué entiende él por aburrimiento, porque aún no tiene el caudal de lenguaje necesario para explicármelo, pero en el fondo se y pienso que para los dos, el concepto significa lo mismo. 

Es frustrante y agotador ver como muchas veces demanda estar todo el día haciendo cosas o de lo contrario vienen las rabietas, los llantos sin lágrimas y el famoso “me aburro”. Sin embargo, como mamá y psicóloga debo decir que el aburrimiento es una de las cosas más sanas que le puede pasar a un niño de su edad porque lo obliga a inventar y crear alternativas para pasar el tiempo. Por lo tanto, si bien tengo una rutina armada, con sus juguetes, sus libros, objetos de trasvasación (que a esta edad están en auge), etc., después de un rato haciendo todos los días lo mismo, como cualquier ser humano, se agobia.

Y ahí es donde se desarrolla el problema, porque si bien yo lo acompaño y juego con él, también me fastidio, me canso o simplemente tengo otras tareas que hacer como cocinar, trabajar u ordenar, lo cual no me permite estar todo el día entreteniendo a mi hijo. Una de las principales discusiones que solemos tener con el papá del nene es el tema de “TAPAR” el aburrimiento y las emociones poco placenteras con dibujitos. Para mi es un ni; un rato, digamos media hora está bien pero más no. Como todo, después de un día agotador o de mucho trabajo, un momento de “desconexión” nos hace bien a los integrantes de la familia, sin embargo no soy partidaria de evitar que se aburra 100%, interponiéndolo en frente de los dispositivos móviles todo el día, eso para mí si es un error. 

Muchas amigas y conocidas me dicen que cuando no los dejan ver dibujos, pelis o videos, los nenes y las nenas se ponen peor, yo creo en eso firmemente, ¿a quién le puede gustar que le saquen algo que lo distrae?. Nuestro caso no es la excepción, las rabietas empeoran antes de mejorar, está a lo sumo media hora enojado y pataleando que quiere ver dibujitos pero cuando ve que me mantengo firme al respecto y que no cedo, se le pasa y se va a divertir con alguna cosa que se le viene a la mente. 

El mayor desafío es conmigo misma, dado que es difícil lidiar con el vaivén emocional que genera el pequeño, a mi tampoco me resulta placentero aburrirme, pero trato de contenerme y respirar hondo muchas veces, intentando ponerme en su lugar para no explotar.  

En conclusión a veces menos es más y como método para ganarle al aburrimiento lo mejor que se me ocurre y que me viene funcionando hasta el momento es: prepararle una rutina, dejarle elementos como botellas, envases y/o cajas de cartón para que le encuentre utilidad, darle pantallas de manera acotada en el tiempo y acompañar en el aburrimiento para que encuentre nuevas formas de creatividad y al fin y al cabo haga lo que todos los niños de la humanidad hemos hecho desde el inicio de los tiempos: JUGAR!

¿Y vos cómo lidias con el aburrimiento de tu peque?

4 AM, ¡la hora que nunca ve el sol!

Muchas veces me pregunto a mi misma de donde surgió la iniciativa de Soyunatetita y recuerdo las horas inacabables sin dormir. Lo primero que se me viene a la mente es la hora ¡4 AM! porque durante muchos meses, diría 6 ininterrumpidamente e intermitentemente casi 5 más, siempre estaba despierta a esa hora. Fría, solitaria, oscura, las 4 AM era esa hora en que mi bebé se despertaba y me veía en la obligación de darle la teta, cargarlo y mecerlo hasta que se durmiera. Eso me llevó al borde de la locura. Como una persona que siempre amó dormir, el despertarme a mitad de la madrugada me resultaba una pesadilla. 

En líneas generales no era la única vez por noche que mi hijo se despertaba, pero si era la de más duración. Hasta las 2 AM podía considerar como que nos íbamos a dormir tarde y alrededor de las 6 AM podía pensar que nos levantabamos temprano, pero las 4 AM era esa madrugada descarnada en la que la mayoría de los mortales estaban descansando y yo tenía (nótese que digo “tenía” y no “quería”), que estar despierta.

El recorrido era siempre el mismo: llevaba el nene al living comedor y paseaba a lo largo del lugar, caminando con el bebé a upa. De un lado topaba con la persiana baja de mi comedor que daba a una avenida y “chusmeaba”, cual doña Rosa, lo que pasaba en la calle para no aburrirme, claro está que a las 4 AM, no pasaba nada!. Luego caminaba hacia el otro lado viendo mi propio resplandor a través de la poca luz que entraba entre los agujeros de la ventana. Estaba con la luz apagada porque en ese momento el nene aún no tenía el ritmo circadiano marcado y la luz le hacía creer que era de día y le costaba más dormir. Finalmente, del otro lado topaba con la puerta de las habitaciones y así iba y volvía una y otra vez. 

De este modo, me podría pasar en promedio entre 1 ½ hrs. y 3 hs. deambulando. Llegaba un momento, como los presos, en que perdía la noción de todo, del tiempo, de lo que pasaba, de mis sensaciones corporales y en última instancia, de mi misma. Muchas veces se me doblaban las rodillas o me fallaban las piernas del cansancio, al punto de tener miedo de caer al piso. Otras veces caminaba con los ojos cerrados de un lado al otro casi durmiendo parada y con el miedo de tropezar y lastimarnos. Y siempre siempre, sin lugar a dudas sentía mucha frustración, enojo y aburrimiento de tener que hacer todas las malditas madrugadas la misma rutina.

En varias ocasiones me pregunté durante esas madrugadas infinitas para que había tenido un hijo, que karma estaba pagando para tener que sufrir la privación de sueño y algunas pocas veces (de las cuales no me enorgullezco) le hacía estas mismas preguntas al bebé en voz alta y al borde del ataque de nervios. Claramente el bebé lloraba o se movía más y terminaba cada vez peor la situación. Fue en alguna de esas madrugadas, ya no recuerdo ni que día ni que mes, en que a las 4 AM se me ocurrió hacer una página web para contar todo el lado B de la maternidad y eso lo CAMBIÓ TODO. Seguía despertandome a las 4 AM para dar el pecho a mi bebé y caminar hasta hacerlo dormir pero ya no estaba asociado a esos sentimientos feos y dolorosos de maternar, sino que lo tomaba como una oportunidad de catarsis y puesta en común de mis experiencias. 

Recuerdo la sensación de estar caminando, pensar en el nombre de la página, ponerle título a las historias, comenzar a relatarlas en mi mente e incluso reírme de lo que pensaba escribir. Así todo se hizo un poco más llevadero, dejé de aburrirme y pasé a crear. Todo lo que pensaba de noche lo ponía en un boceto de día y poco a poco tras varios meses muchisimo trabajo, el esfuerzo se consolidó finalmente en la página web Soyunatetita.com.ar 

A modo de resumen puedo decir que, las 4 AM y mi hijo, lejos de condenarme me dieron la fuerza, iniciativa y motivación para convertirme en una mejor mujer y mamá.

¿Y vos qué método encontraste para no volverte loca los primeros meses de tu maternidad?

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Al hacer clic en el botón Aceptar, aceptas el uso de estas tecnologías y el procesamiento de sus datos para estos propósitos.   
Privacidad