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Todo NO

Hay días en los que siento que la única palabra que se decir es NO. Estoy en modo NO. Todo es NO, NO, NO. A veces creo que me llamo NO, que olvidé todo el lenguaje español más allá del NO. Me cansa, me aburre, me frustra, pero no puedo hacer otra cosa más que decir NO. 

Es que ya antes de los 2 años conforme mi hijo fue ganando mayor autonomía tanto física como mental, comenzó a tener ganas de explorar y comerse el mundo, aunque claramente aún no mide las consecuencias de sus actos. Por eso es tan importante el estar atrás de él todo el día, principalmente cuando no lo escucho, porque sé que se está mandando alguna.

Cosas a las que les he tenido y le tengo que decir que no, miles!!!: no te toques la caca del pañal, no tires la leche, no te tires de arriba de ese mueble, no bajes a la calle solo, no me pegues y así eternamente. Entiendo que aún no sabe que se puede hacer y que no, por lo tanto me propuse poder guiarlo por la vida sin volverme loca ni maltratarlo mientras le enseño. Aún así, después del décimo cuarto NO del día, creo que ya no me queda margen y a veces se lo digo mal, más que nada cuando me ignora o me desafía y aún así hace lo que quiere. A veces me saco, por lo general subo la voz y le pregunto: por qué lo hizo, a lo cual claramente con 2 ½ años no sabe que contestarme. Yo estimo que lo hace porque quiere y puede. 

Creo que al fin y al cabo todo se trata de límites, existe una delgada línea entre la libertad y el libertinaje, por lo tanto trato de ser firme con lo que creo que es peligroso o perjudicial para mi hijo, no prohibiendole todo pero tampoco autorizandolo a todo. A esto se le suma además que está en la edad de las rabietas, así que cuando le digo que NO, a continuación suele venir: llanto, voz aguda, tiradas al piso como si estuviera siendo exorcizado, pagarle a quien tiene alrededor (que generalmente soy yo), revolear cosas, etc. Ahí es donde le explico que está bien frustrarse y enojarse (a nadie le gusta sentirse contrariad@), pero eso no le da derecho a lastimarse, lastimar a terceros o romper cosas. 

Por el momento estamos ahí, acompañando y educando lo más amorosamente posible, con la esperanza de que el comportamiento kamikase y las rabietas en algún momento den lugar a actos más racionales y sosegados conforme vaya creciendo y madurando evolutivamente. 

Y vos, ¿Alguna vez te ponés en modo NO?

4 AM, ¡la hora que nunca ve el sol!

Muchas veces me pregunto a mi misma de donde surgió la iniciativa de Soyunatetita y recuerdo las horas inacabables sin dormir. Lo primero que se me viene a la mente es la hora ¡4 AM! porque durante muchos meses, diría 6 ininterrumpidamente e intermitentemente casi 5 más, siempre estaba despierta a esa hora. Fría, solitaria, oscura, las 4 AM era esa hora en que mi bebé se despertaba y me veía en la obligación de darle la teta, cargarlo y mecerlo hasta que se durmiera. Eso me llevó al borde de la locura. Como una persona que siempre amó dormir, el despertarme a mitad de la madrugada me resultaba una pesadilla. 

En líneas generales no era la única vez por noche que mi hijo se despertaba, pero si era la de más duración. Hasta las 2 AM podía considerar como que nos íbamos a dormir tarde y alrededor de las 6 AM podía pensar que nos levantabamos temprano, pero las 4 AM era esa madrugada descarnada en la que la mayoría de los mortales estaban descansando y yo tenía (nótese que digo “tenía” y no “quería”), que estar despierta.

El recorrido era siempre el mismo: llevaba el nene al living comedor y paseaba a lo largo del lugar, caminando con el bebé a upa. De un lado topaba con la persiana baja de mi comedor que daba a una avenida y “chusmeaba”, cual doña Rosa, lo que pasaba en la calle para no aburrirme, claro está que a las 4 AM, no pasaba nada!. Luego caminaba hacia el otro lado viendo mi propio resplandor a través de la poca luz que entraba entre los agujeros de la ventana. Estaba con la luz apagada porque en ese momento el nene aún no tenía el ritmo circadiano marcado y la luz le hacía creer que era de día y le costaba más dormir. Finalmente, del otro lado topaba con la puerta de las habitaciones y así iba y volvía una y otra vez. 

De este modo, me podría pasar en promedio entre 1 ½ hrs. y 3 hs. deambulando. Llegaba un momento, como los presos, en que perdía la noción de todo, del tiempo, de lo que pasaba, de mis sensaciones corporales y en última instancia, de mi misma. Muchas veces se me doblaban las rodillas o me fallaban las piernas del cansancio, al punto de tener miedo de caer al piso. Otras veces caminaba con los ojos cerrados de un lado al otro casi durmiendo parada y con el miedo de tropezar y lastimarnos. Y siempre siempre, sin lugar a dudas sentía mucha frustración, enojo y aburrimiento de tener que hacer todas las malditas madrugadas la misma rutina.

En varias ocasiones me pregunté durante esas madrugadas infinitas para que había tenido un hijo, que karma estaba pagando para tener que sufrir la privación de sueño y algunas pocas veces (de las cuales no me enorgullezco) le hacía estas mismas preguntas al bebé en voz alta y al borde del ataque de nervios. Claramente el bebé lloraba o se movía más y terminaba cada vez peor la situación. Fue en alguna de esas madrugadas, ya no recuerdo ni que día ni que mes, en que a las 4 AM se me ocurrió hacer una página web para contar todo el lado B de la maternidad y eso lo CAMBIÓ TODO. Seguía despertandome a las 4 AM para dar el pecho a mi bebé y caminar hasta hacerlo dormir pero ya no estaba asociado a esos sentimientos feos y dolorosos de maternar, sino que lo tomaba como una oportunidad de catarsis y puesta en común de mis experiencias. 

Recuerdo la sensación de estar caminando, pensar en el nombre de la página, ponerle título a las historias, comenzar a relatarlas en mi mente e incluso reírme de lo que pensaba escribir. Así todo se hizo un poco más llevadero, dejé de aburrirme y pasé a crear. Todo lo que pensaba de noche lo ponía en un boceto de día y poco a poco tras varios meses muchisimo trabajo, el esfuerzo se consolidó finalmente en la página web Soyunatetita.com.ar 

A modo de resumen puedo decir que, las 4 AM y mi hijo, lejos de condenarme me dieron la fuerza, iniciativa y motivación para convertirme en una mejor mujer y mamá.

¿Y vos qué método encontraste para no volverte loca los primeros meses de tu maternidad?

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