Seguir estudiando siendo mamá

Antes de tener a mi bebé, crease o no, ésta era una de las principales trabas que tenía en mi mente a la hora de tomar la decisión. Cómo sabía que era algo que iba a cambiar mi vida, no lo tomé a la ligera y lo pensé mucho antes de buscar el embarazo.

Siempre digo que mi hobbie es estudiar, me divierte, me abre la cabeza, me permite pensar en cosas nuevas, por lo tanto sabía que una vez encarada la maternidad, el bichito de seguir estudiando me iba a picar. Así fue, hasta 2 semanas antes de tener a mi bebé estaba cursando el segundo cuatrimestre de un posgrado, lo empecé embarazada, sabiendo que lo iba a tener que dejar, pero aún así lo hice. Luego de tener a mi bebé, me propuse la meta de re-encarar el posgrado a los 6 meses, obviamente no pude. Aún en aquel momento mi hijo tenía más días en los que dormía mal que bien, esto significa que dormía pocas horas de noche y entrecortado, por lo tanto mamá también dormía mal y de manera intermitente, así que no tenía la capacidad mental de retomar ningún estudio. 

Por esa época en la que comenzó a dormir siestas solía irme a media mañana con él al parque y mientras él dormía yo leía algún libro. Al principio me costaba concentrarme, había como quien dice : “perdido el ritmo”, pero muy de a poco lo fui recuperando y me quedaba siempre con ganas de más. 

Al año intenté retomarlo otra vez, pero el horario se me superponía con el trabajo (por un error de cálculo mío), así que prioricé el trabajo en lugar del estudio. Al 1 ½ recién pude reanudarlo, me ayudó que fuera en vivo pero online, así no “perdía” tiempo en trasladarme. Me costó muchiiiiiiiiiiiiiiiiisimo retomar el ritmo, no por la cursada que era un día solo, sino más que nada por la lectura, no encontraba tiempo para estudiar entre cuidar a mi hijo, trabajar, mantener la casa y vivir. Me costó bastante pero encontré la solución resignando horas de sueño, me despertaba todos los días de la semana a las 7 am y hasta que se despertaba mi hijo (entre 8:30 y 9 am) podía dedicarle tiempo a la lectura. 

No me fue fácil, nunca fui buena para estudiar a la mañana, mi mente está demasiado dormida, pero no habiendo otro momento mejor me preparaba termos de mate o jarras de café y lo hacía lo mejor posible. Tenía muuuucho sueño todo el tiempo, por esa época para tirar hasta la noche necesitaba hacer una siesta aunque sea de media hora por la tarde. Las veces que no podía hacer siesta por falta de tiempo (la mayoría de las veces), estaba con un humor horrible y con mucho cansancio mental. Aprobé así todo un año y aún me falta un cuatrimestre, pero ahora sé que con dedicación se puede lograr. 

Debo admitir además que fue fundamental contar con una red de apoyo para poder hacerlo. En primera instancia estaba ahí mi pareja, por lo que cuando el nene se despertaba muy temprano o cuando yo no llegaba con la lectura y estaba cerca de la fecha de rendir, él lo cuidaba. Por otro lado la niñera (que a esta altura más que niñera es un miembro invaluable de la familia), quien también en algunas oportunidades ha venido temprano para ayudarme a cuidarlo.

Querer es poder, obviamente en el medio algo se sacrifica, en mi caso fueron horas de sueño y en pocas oportunidades horas con mi hijo (siempre tuve en claro que la prioridad es Dr. Pipino). Todo esto me lleva a la conclusión de que el esfuerzo vale la pena y que cuando una quiere puede.

¿ A vos te pasó?, contanos tu experiencia.