Habilitar el vínculo con el padre

Innegablemente la biología es sabia y todo el padecimiento, dolor, malestar, etc. que atravesé en el embarazo tuvo su debida retribución al momento de nacer Dr. Pipino siendo que me reconoció. Reconoció mi voz que viajó durante 9 meses por el cordón umbilical y reconoció mi olor en la leche, que tenía el mismo olor que el líquido amniótico. Por eso, los primeros meses luego de nacido solo se calmaba con mi presencia, mi piel, mi voz y obviamente mi tetita. No voy a negar que lo que “vino de fábrica” fue condición básica pero no suficiente para construir la relación con mi bebé, dado que sobre ese peldaño fundamental se fueron sumando caricias, besitos, abrazos, baños, juegos, prestar atención a gestos para tratar de adivinar significados, etc. Todo esto hizo que a lo instintual se le sumara lo relacional y social del vínculo madre-hijo que fuimos construyendo.

Ahora bien, la relación con el padre se dio de manera totalmente diferente, en primera instancia no tuvo la ventaja de llevarlo 9 meses en su vientre y anticipar sus movimientos y su temperamento. Tampoco el bebé pudo reconocerlo como a mi, dado que inclusive su voz viajó durante el embarazo deformada por el líquido amniótico, por lo tanto al momento de nacer, para Dr. Pipino, su papá pudo ser cualquier persona del mundo. En este sentido, ya el papá comenzó el camino del vínculo en desventaja en relación a mamá.

Además, como mamá debo admitir que una vez nacido el bebé me costó y me cuesta aún hoy facilitar el vínculo de ellos dos muchas veces (de manera inconsciente). En primer lugar porque “nadie cuida al bebé como mamá”, frases hermosas en la vida si las hay pero que representan mucho del cuidado, la dedicación y sobre todo la PACIENCIA que le tengo a mi hijo en momentos en que habría que romper todo. En segundo lugar porque me considero más atenta y delicada en cuanto a lo que mi hijo necesita: presto más atención cuando tiene sueño, hambre, está sucio, fastidioso, etc. Y en tercer lugar porque cada vez que los veo interactuar y el papá no tiene con el bebé el mismo trato que yo tendría, lo controlo, corrijo e inclusive muchas veces me enojo con él al respeto.

Conclusión: mi novio se ofuscaba, porque le daba a entender abiertamente que nada de lo que hiciera lo iba a hacer bien y se replegaba, limitando la interacción con su hijo. De mi reacción tardé poco tiempo en darme cuenta, pero estoy tardando más tiempo en poder controlar mis mensajes y no coartar la relación entre ellos. Para ello pensé (como buena psicóloga que soy) diferentes estrategias teniendo en cuenta de que el papá NUNCA lo va a tratar de la misma manera que yo, básicamente porque es otro ser humano diferente a mi, pero que aún así tengo que permitirles poder tener su espacio para que puedan construir su vínculo.

Para ello lo primero que hice fue serle sincera a mi novio y poner de manifiesto lo que sentía, esto me ayudó a bajar mucho mi nivel de angustia y a que él entendiera el porqué de mis reacciones. En segundo lugar hablamos de lineamientos básicos, de cosas permitidas y cosas que no, por ejemplo: no revolear fuerte al bebé, no dejarlo mirar tele todo el día, si dejarlo salir a jugar al balcón con supervisión, etc. Y en tercer lugar lo que opté por hacer es darle espacio para que estén los dos solos sin mi presencia. Obviamente tenemos momentos en familia, pero en esas ocasiones el bebé suele estar más conmigo; entonces para que puedan conectar hay veces que me voy a hacer otra cosa para dejarlos fortalecer su vínculo, diálogo y juego. Por ejemplo, en este momento yo estoy escribiendo esta nota y ellos están en el comedor solos, el papá tocando la guitarra y el bebé escuchándolo de a ratos, golpeándole la guitarra para hacer música también y jugando con sus juguetes en frente del papá.

Nunca nadie lo va a criar y cuidar como yo, ni el papá, ni la abuela, ni la niñera, ni nadie, de eso tengo certeza, pero el papá de Dr. Pipino quiero que sea una figura tan importante en su vida como lo soy yo, su mamá. Y para eso tengo muy en claro, que para lograrlo yo soy una pieza fundamental en el rompecabezas dado que soy la que puede habilitar o dificultar el vínculo entre padre e hijo. Decido dejarlos ser, decido que se relacionen y decido no interponerme en el medio.

¿Y tu experiencia cuál es?