Salir caminando

Siguiendo la línea cronológica del posteo: “aprender a gatear” mi bebé pudo dar este importante paso a los 7 meses de vida; a los 8 comenzó a pararse agarrándose de todo lo que tenía a mano: barrales, silla, sillón, gente, paredes, etc. Al principio solo lograba mantenerse algunos pocos segundos parado, perdía el equilibrio y caía, otras veces podía estar erguido y movía la cintura para adelante y para atrás. 

Lo cierto es que durante 3 meses todo fue práctica en este sentido. De todos modos como ya podía gatear, si se cansaba se dejaba caer y salía con las manos y los pies a toda marcha del lugar. A los 10 meses algo pasó, agarrado de lo que fuera comenzó a querer dar pasos. Al principio lo hacía con mucha dificultad porque con cada zancada perdía el centro de sustentación y se caía. Fue por esta época que decidí sacar todo del piso y ponerme yo como persona que lo atajara y almohadón al mismo tiempo. 

La secuencia era siempre la misma: me ponía enfrente de él, sentada en el suelo y me hacía unos pasos hacia atrás, así quedábamos a unos centímetros y yo extendía las manos en su dirección. Él venía hacia mí y yo lo felicitaba por el arduo trabajo de haber podido avanzar. El papá por su lado se ponía arrodillado detrás de él y con sus bracito alzados agarrado a él daba pequeños pasitos. Estos ejercicios se continuaron durante diferentes momentos y horarios y con el correr de los días, digamos a los 10 o 15, logró tener una base de sustentación y un equilibrio interesante y pudo salir andando solo. 

Si tuviera que volver a empezar con el tema del caminar, hay cosas que me ayudarían a no perder el norte, como ser:

  • Los golpes son inevitables, por eso fue importante estar atenta en todo momento, prevenir y acompañar en caso de que pasaran.
  • No asustar al niño sino incentivar, por más de que yo haya tenido miedo que se lastimara la mayor parte del tiempo.
  • Lo mejor es cubrir o estar atenta a bordes filosos de objetos y muebles que lo pudieran lastimar.
  • Descalzo siempre (sin medias), fue lo mejor para que el agarre al piso fuera más preciso.
  • Al comienzo era normal que tuviera la postura de montar a caballo (con las piernas como si fuera una herradura) y que caminara tosco, al estilo Robocop. Eso es parte de la maduración de su columna y piernitas, según la pediatra.
  • Cero andador y cero trípodes para aprender a andar, en charla con la pediatra me dijo que eran más peligrosos por los golpes y que el bebé aprendía a caminar “mal”, con la cintura para cualquier lado, antes de aprender a tener sustentación propia y caminar “bien”.
  • El gateo no desapareció automáticamente, se fue intercalando hasta que un par de meses después de que se largó a caminar ya casi no gateaba porque no lo necesitaba. Lo cual para mi fue un alivio porque significó que las manos ya no estaban en constante contacto con el piso, por lo que todos los gérmenes y bacterias del mismo no iban a parar directamente a la boca. 

Creo que en conclusión, caminar conjuntamente con hablar es una de las actividades que más placer y más alegre puso a mi hijo en el camino de su autonomía. Así que verlo tan contento y feliz no hacía más que tratar de apoyarlo todo el tiempo para que pudiera salir caminando… 

¿Y vos cómo recordás la época en la que tu bebé empezó a caminar?